Sus riñones y su sistema circulatorio dependen unos de otros para una buena salud. Los riñones ayudan a filtrar los desechos y los líquidos adicionales de la sangre, y usan muchos vasos sanguíneos para hacerlo. Cuando los vasos sanguíneos se dañan, las nefronas que filtran la sangre no reciben el oxígeno y los nutrientes que necesitan para funcionar bien.
Esta es la razón por la que la presión arterial o hipertensión es la segunda causa principal de insuficiencia renal. Con el tiempo, la presión arterial no controlada puede hacer que las arterias alrededor de los riñones se estrechen, se debiliten o se endurezcan. Estas arterias dañadas no pueden suministrar suficiente sangre al tejido renal.
Las nefronas en los riñones se suministran con una densa red de vasos sanguíneos, y grandes volúmenes de sangre fluyen a través de ellos. Con el tiempo, la presión arterial no controlada puede hacer que las arterias alrededor de los riñones se estrechen, se debiliten o se endurezcan. Estas arterias dañadas no pueden suministrar suficiente sangre al tejido renal.
Las arterias renales dañadas no filtran bien la sangre. Los riñones tienen pequeñas nefronas con forma de dedos que filtran la sangre. Cada nefrona recibe su suministro de sangre a través de diminutos capilares con forma de pelo, el más pequeño de todos los vasos sanguíneos. Cuando las arterias se dañan, las nefronas no reciben el oxígeno y los nutrientes esenciales, y los riñones pierden su capacidad de filtrar la sangre y regular el líquido, las hormonas, los ácidos y las sales en el cuerpo.
Los riñones dañados no regulan la presión arterial. Los riñones saludables producen una hormona llamada aldosterona para ayudar al cuerpo a regular la presión arterial. El daño renal y la presión arterial no controlada contribuyen a una espiral negativa. A medida que más arterias se bloquean y dejan de funcionar, los riñones finalmente fallan.
Protege tus riñones manejando tu presión arterial.
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