La habilidad para recuperarse de situaciones difíciles y momentos de crisis constituye un componente clave en la salud emocional. Prueba de ello es que las personas con más templanza logran manejar su ansiedad y, por ende, pensar y actuar de forma más clara, y buscar oportunidades en tiempos de adversidad.
En época de crisis, la meta radica en hacerse con el control de las emociones para evitar ser arrastrado en un estado de pánico y lograr adaptarse lo más creativamente posible a las pérdidas y recaídas.
Si bien es cierto que esta habilidad generalmente nace durante la niñez hasta trasladarse a la adultez, también existe la posibilidad de desarrollarla más tardíamente aumentando el nivel de auto-conciencia, fortaleciendo la confianza y buscando situaciones difíciles con el fin de aprender a superarlas.
En el mundo laboral, se evidencia este factor de fortaleza entre los mismos gerentes: mientras unos ven la desaceleración económica como un periodo peligroso e impredecible del que hay que escapar, otros lo consideran como una oportunidad para aprender, proteger sus empresas y buscar nuevas oportunidades.
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