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miércoles, 9 de julio de 2008

EL CAMBIO DE RUMBO


El dinero fácil del petróleo promocionó las conductas económicas oportunistas.
Los problemas económicos, discutidos en este espacio, vistos en perspectiva se han agravado a pesar de los altos precios del petróleo. Los elevados ingresos petroleros de los años setenta sirvieron para generalizar la corrupción, la cual afectó la calidad del gobierno, la economía y las organizaciones políticas. El dinero fácil del petróleo promocionó las conductas económicas oportunistas. Las políticas económicas tradicionales de controles y las transferencias de capital a empresas estatales mal manejadas se convirtieron en mayores estímulos para la corrupción, de ahí que los fracasos no fueran ninguna sorpresa. En realidad, no tiene sentido elaborar planes nacionales que desde su concepción no tomen en cuenta explícitamente estos males que imposibilitan el desarrollo y el buen uso de los recursos petroleros. Hay que desconfiar de los proyectos voluntaristas que obvian el origen de los problemas acumulados a lo largo de distintos gobiernos en las últimas décadas.
Más allá de divergencias en ideas, o percepciones ideológicas, el principal esfuerzo de interés nacional debe ser el conciliar a diversos sectores con preocupación por el país para actuar sobre la causa de los problemas socioeconómicos. Esto puede hacerse aún bajo los distintos signos de la política de centro, centro-izquierda o centro-derecha, según lo definan futuros procesos electorales, para promover un verdadero cambio de rumbo del país. No son programas par- tidistas, personalistas o proyectos ideológicos radicalizados los que van a unir a Venezuela en el propósito de enfrentar sus males y cambiar para bien su futuro. La democracia requiere como valores el apego a la libertad, la pluralidad y la tolerancia, lo cual también debe tomarse en cuenta en el desarrollo de largo plazo.
Una perspectiva distinta sobre cómo reorientar el país a solucionar sus viejos y nuevos problemas, así como sobre la posibilidad de llegar a acuerdos sobre la estrategia de desarrollo a seguir por 25 o 30 años, no obliga a tener una única agrupación política o un líder en el poder por ese lapso. Exige más bien compartir un marco común con objetivos claros y por otra parte aceptar políticas gubernamentales adaptadas a los gobiernos de turno, sin desviar la orientación de largo plazo de la estrategia nacional común de sacar a Venezuela del subdesarrollo.
Orlando Ochoa

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