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jueves, 25 de agosto de 2016

Demencia senil o simple envejecimiento?


Con seguridad conoces a alguna persona de la tercera edad que tiene la mente perfectamente clara, a quien no se le olvidan ni los cumpleaños de la familia, ni las historias y las anécdotas de toda una vida, ni las visitas al médico ni el horario de las medicinas, publica Vida y Salud

Aunque es perfectamente normal ir perdiendo concentración y memoria con el paso de los años como parte del proceso normal de envejecimiento, del mismo modo, en algunas personas es posible desarrollar un tipo de desgaste más profundo y marcado, como la demencia senil, caracterizada por la pérdida y deterioro progresivos de funciones mentales como la memoria, el conocimiento, el lenguaje y la percepción, al punto de que llegue a interferir seriamente con las actividades de la vida diaria y que llegue a culminar en el olvido total de uno mismo y en la pérdida de todas las facultades físicas.

Es difícil determinar cuándo el simple deterioro cognitivo leve se transforma en algo más destructivo e irreversible como la enfermedad de Alzheimer u otro tipo de demencia, como la demencia con cuerpos de Lewy. Salvo en casos aislados, casi siempre se presenta después de los sesenta, así que es importante empezar a observar a los adultos de la familia mayores de esa edad (abuelos, padres, tíos, o incluso, el propio cónyuge) para detectar las primeras señales de la misma.

Entre los primeros síntomas de la demencia se encuentran:

1. A la persona se le hace difícil realizar tareas que impliquen concentración y razonamiento y que antes llevaba a cabo sin problemas (balancear una chequera o hacer los pagos del hogar o tomar decisiones).

2. Se pierde en lugares conocidos o se desorienta en rutas que utiliza regularmente.

3. Tiene dificultad con el lenguaje, como encontrar el nombre adecuado para objetos de uso corriente, o para recordar nombres o palabras.

4. Pierde interés en actividades que disfrutaba anteriormente.

5. Tiene cambios de personalidad y de humor así como apatía y pérdida de interés general ante la vida.

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