Es una enfermedad transmitida por un virus del
mismo nombre, contagiada a través de la picadura de un mosquito infectado, que
provoca un cuadro febril agudo. Fue descrita por primera vez en el año 1953 en
Tanzania y desde entonces se han
descrito casos en todo el mundo, principalmente en India y el resto de Asia.
Los principales síntomas son la fiebre
muy elevada y la inflamación dolorosa de las articulaciones, que obliga
a permanecer en reposo en cama durante aproximadamente una semana. El
tratamiento es sintomático ya que no existen fármacos concretos para eliminar
al virus responsable.
El contagio persona a persona es imposible, y los
brotes solo aparecen de forma aislada, siempre asociados a la aparición de los
mosquitos específicos que lo transmiten. Estos mosquitos son el Aedes
aegypti y el Aedes albopictus, que transmiten otras
enfermedades como el dengue. El mosquito pica a las personas infectadas,
absorbe el virus y después contagia a otras personas sanas con una picadura.
Prevenir la picadura de este mosquito es esencial para evitar la infección.
Por todo ello, la fiebre de chikungunya se
considera ya una enfermedad infecciosa global y, a pesar de
ser una patología que la mayoría de las veces no implica complicaciones graves,
las autoridades sanitarias de todo el mundo ya están en alerta.
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