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domingo, 23 de mayo de 2010

Salud - La Disfunción Sexual Femenina.

Históricamente, se ha dado a las disfunciones sexuales femeninas muy poca importancia, ya que hasta hace no mucho los especialistas contemplaban la sexualidad femenina sólo desde el punto de vista reproductivo.

Tradicionalmente, las mujeres han sido consideradas sexualmente inferiores a los hombres y se han escrito todo tipo de teorías relativas a su incapacidad de excitación. Hoy en día, se sabe que la capacidad sexual y orgásmica de las mujeres iguala e incluso supera a la de los hombres, ya que se conoce la capacidad multiorgásmica femenina.

En el momento en qué se otorgó a la mujer el derecho de sentir placer y disfrutar de su sexualidad, se empezaron a estudiar y clasificar las disfunciones sexuales femeninas, entendidas como trastornos que dificultan la participación o la satisfacción en las actividades sexuales. La más común de éstas es la anorgasmia, que se calcula sufre hasta un 30% de las mujeres y que se da principalmente entre los 20 y los 30 años, como el resto de disfunciones sexuales.

Las disfunciones sexuales femeninas más importantes son las siguientes:

•Anorgasmia: se caracteriza por la ausencia o retraso del orgasmo, tras una buena excitación.

•Vaginismo: consiste en la imposibilidad de realizar el coito, a causa de la contracción involuntaria de los músculos del tercio inferior de la vagina. En algunos casos, las mujeres que sufren vaginismo pueden disfrutar de los juegos sexuales y tener orgasmos, siempre que no se practique el coito.

•Dispareumia: también se llama coitalgia y consiste en molestias que se dan durante las relaciones sexuales, con la consecuencia de que el coito resulta doloroso o incómodo.

•Deseo sexual inhibido: se trata de una falta de excitación general. Esta situación provoca sentimientos de frustración e insatisfacción, ya que siempre se buscan excusas para evitar las relaciones sexuales.

Cuando hablamos de disfunciones sexuales femeninas es importante hablar también de las causas que las provocan. En este sentido, hay muchas y diversas variables que afectan tanto a la aparición como al mantenimiento de las disfunciones sexuales. Contrariamente a lo que se pensaba, actualmente parece evidente que en la mayoría de los casos los factores psicosociales juegan un papel fundamental y no tanto los factores orgánicos, como se pensaba hasta no hace demasiado. En algunos casos, no obstante, son su causa directa.

La ansiedad es un factor estrechamente ligado a las disfunciones a la hora de practicar el sexo, ya que inhibe la excitación sexual. Otro factor importante es la falta de conocimiento de la sexualidad y del desarrollo sexual propio y de la pareja. Estas carencias llevan a la persona a adoptar un rol de espectador en las relaciones sexuales, que hacen que disfrute menos y se vaya inhibiendo todavía más. Cuando eso se da, se entra en un círculo vicioso que acaba por hacer desaparecer el interés sexual de la mujer y puede comportar problemas de pareja graves y trastornos asociados, como la depresión.

El principal problema que presentan las disfunciones sexuales para las mujeres que las sufren es la vergüenza y el miedo a empezar el tratamiento. Eso hace que cuando finalmente se da el paso el problema lleve ya mucho tiempo instaurado, por lo cual el tratamiento es más difícil. Por lo tanto, es muy importante consultar a un especialista lo más pronto posible, ya que existen tratamientos específicos para cada tipo de disfunción.

 Estos tratamientos se hacen en pareja y son muy gratificantes. Se trabaja tanto la parte afectiva como la física de las relaciones sexuales, en ningún caso se trata de tratamientos agresivos y su eficacia es muy alta.

Visto : Isep.es

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