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domingo, 4 de abril de 2010

Salud - Un Mal que Puede Regresar. La Anorexia y la Bulimia Pueden ser Mortales

La presión que se ejerce desde varios frentes de nuestra cultura, obliga a las personas a tratar de alcanzar los estándares de belleza actuales, ocasionando en ellas trastornos de origen nervioso como la bulimia y la anorexia.

Cuando encendemos el televisor, abrimos una revista o pasamos junto a una valla publicitaria, nos saludan desde las imágenes a todo color un sinfín de cuerpos torneados y abdómenes planos que son la muestra de lo que en nuestro tiempo se ha convertido en el canon de belleza que todos somos, directa o indirectamente, "invitados" a conseguir.

El problema es que para muchas personas, alcanzar ese ideal de “perfección” implica poner en grave riesgo su salud debido, en parte, a la aparición de una errónea percepción del cuerpo, dando lugar a patologías conocidas como trastornos del comportamiento alimentario (TCA), entre las que se encuentran la anorexia y la bulimia nerviosas.

“Lo que más motiva estos comportamientos es la moda, el querer estar delgado y ser aceptado en la sociedad” explica Gloria Cecilia Deossa Restrepo, profesora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Antioquia, quien los define como trastornos orgánicos y mentales que se manifiestan en el temor irracional por ganar peso y la preocupación excesiva por la comida.

Al respecto, la psiquiatra especializada en el tratamiento de trastornos alimenticios, Nora Elena Bartolini, aclara que estas son enfermedades que involucran síntomas de trastornos emocionales que se evidencian en comportamientos obsesivos y a veces delirantes. “Estos comportamiento son sólo la manifestación de una baja autoestima o de la necesidad de control”, afirma.

Es común que las personas que los padecen se nieguen a tener un peso saludable y hagan hasta lo imposible por mantenerse, generalmente, por debajo de éste. La anorexia, por ejemplo, puede llegar a generar una perdida de peso de hasta un 15 por ciento, ya sea por la negativa para consumir alimentos o por la eliminación de la comida mediante purgantes o vómito autoinducido.

Las personas bulímicas, por su parte, suelen alternar momentos en los que comen sin control con otros en los que se inducen el vómito, consumen purgantes o hacen ayunos prolongados.

Según Deossa la anorexia se hace evidente por el enflaquecimiento y el grado de desnutrición que se alcanza. La falta de nutrientes deteriora la apariencia física, genera palidez, debilita las uñas y causa pérdida de cabello.

Advierte, sin embargo que en las personas bulímicas no se nota, en ocasiones, la presencia del trastorno, pues a veces se encuentran bien de peso, pero la falta de nutrientes les puede generar anemia, osteoporosis, dificultades para engendrar hijos e, incluso, la muerte.

Riesgo constante

Según Nora Bartolini, existen ciertos factores que hacen que la gente sea más vulnerable a adquirir estas enfermedades. “Si en la familia existe historial de depresión, farmacodependencia u obesidad, por ejemplo, o si se adquiere alguna enfermedad aguda que haga perder peso de manera excesiva o cuyo tratamiento implique una dieta rigurosa, hay más probabilidad de desarrollarlas”, afirma.

La experta asegura también que las personas cuyas profesiones dependen de la imagen, como aquellas relacionadas con la televisión, pueden convertirse en un riego, así como los deportes en los que el peso es un factor escencial. Por otro lado, las personas perfeccionistas, obsesivas y exigentes consigo mismas se encuentran en un peligro mayor de padecer estos males.

“Cualquier situación estresante puede ser también un factor desencadenante de estos comportamientos, los cuales pueden ser perpetuados por el hecho de que la gente admire a una persona porque está delgada, y esta sienta la necesidad de seguir adelgazando”, añade Bartolini.

El problema es que la comida está presente en muchos aspectos de nuestra cultura: cuando queremos enamorar, al celebrar un logro, cerrar un trato o agasajar a un amigo o familiar, la mesa siempre está de por medio. “Esto hace que estas personas comiencen a aislarse, pues sienten que la gente los va a mirar comer y a reclamar por el hecho de comer tan poco”, anota Bartolini.

Por ello, para estos males se hace necesario un tratamiento en el que intervengan médicos, nutricionistas y psiquiatras, para afrontar las complicaciones derivadas de ellos, elaborar un plan de alimentación y realizar un acompañamiento mediante psicoterapia en el que se involucre la familia, para evitar que las personas recaigan.

Visto : Elmundo.com

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