El 80 por ciento de los casos de abuso sexual involucran como víctima y victimario a miembros de un mismo grupo familiar. El abordaje terapéutico requiere de un grupo multidisciplinario que incluya médicos, psicólogos y asistentes sociales. A diferencia de los asaltos sexuales o violaciones que suelen ser perpetrados por desconocidos, en el 80 por ciento de los casos de abuso sexual el perpetrador es un familiar (padre, tío o abuelo), un amigo o un conocido de la víctima.
En algunos hospitales provinciales o nacionales de la Argentina el aumento de casos de abuso sexual intrafamiliar resulta notorio.
El abuso sexual se manifiesta como exhibicionismo, caricias inadecuadas y penetración de objetos e introducción del pene tanto dentro de la vagina como del ano, por parte de un adulto. Este obliga a un menor o a algún miembro familiar al que puede coaccionar a tener contactos sexuales, en general como preámbulo de un asalto sexual o violación dentro del ámbito familiar.
Para que se llegue a una violación dentro del ámbito de una familia es necesario, primero, que transcurra cierto período de tiempo de abuso y de acomodación, durante el cual el violador tantea la situación y, al mismo tiempo, la víctima se acostumbra al abuso. El hecho de que el agresor sea una persona conocida y querida por la víctima genera confusión, pues la víctima no logra comprender por qué alguien asi quiera hacerle daño.
Las familias en las cuales hay abuso sexual son familias muy particulares, pues responden a un equilibrio que los lleva a la misma situación de abuso. Estos grupos familiares funcionan en un equilibrio sustentado en el abuso y el secreto: la situación de abuso suele adoptar la forma de un secreto que la víctima no puede exteriorizar. Además, suelen ser familias aisladas, sin muchos amigos y en donde poca gente visita la casa.
Distintos estudios concuerdan en señalar las características de una familia de alto riesgo: un nivel socioeconómico asfixiante que obliga a que los integrantes de la familia vivan todos juntos en una misma habitación, la adicción al alcohol o las drogas, y un acceso restringido al sistema sanitario son las características más citadas. Si bien es muchísimo más frecuente que los abusadores y violadores sean hombres, entre un 5 y un 10 por ciento de los casos quien perpetra el abuso o la violación es mujer.
En cuanto al abordaje terapéutico de los distintos tipos de violencia sexual, se pone especial énfasis en que el tratamiento de la violencia y el abuso sexual debe ser multidisciplinario; como patología médico-social que no puede ser abordada sólo por el área médica, sino también debe ser atendida por el área social y el área psicológica.
El abordaje multidisciplinario es fundamental, pues cuando se derrumba el secreto que encubre una situación de abuso sexual o violación dentro de una familia sus integrantes necesitan mucho trabajo y apoyo para recomponerse. Fuente : BUENASALUD.COM
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