TRADUCTOR

jueves, 16 de abril de 2009

Momento de Dar y Recibir.


Durante mucho tiempo el significado verdadero de "dar" ha sido usado y tergiversado por aquellos que esperan recibir de otros la solución a sus necesidades afectivas o materiales, sin hacer ningún esfuerzo para merecerlo, usando la manipulación y apelando a los buenos sentimientos de los que generalmente cargan con las obligaciones, la comodidad y la indolencia de quienes se resisten a crecer, madurar y asumir la responsabilidad de sus vidas adultas. ¿Será esto justo? También hay personas que han crecido con la idea de que amar a otros es llegar hasta el sacrificio de su identidad y tranquilidad, incluso el de los sueños propios, en aras de complacer y seguir protegiendo a sus familiares, impulsados por una programación de responsabilidad y obligación seguramente formada durante la infancia. Todo esto con la consecuencia negativa de terminar sintiéndose víctimas de la vida y del comportamiento de sus personas más queridas.

Tal vez éste sea el momento perfecto para reflexionar acerca de lo que damos o esperamos de los demás, a tiempo de hacer los ajustes necesarios en nuestro comportamiento y actitud para mantener relaciones más satisfactorias y equilibradas. Es cierto que la acción de dar debe ser incondicional; es decir, debe entregarse lo mejor de cada uno de nosotros sin esperar recibir nada a cambio. Pero, saber establecer ciertos límites, cuando otros tratan de abusar o de aprovecharse de nosotros, es nuestra responsabilidad y derecho.

Las relaciones son una calle de doble vía. Esto significa que necesitamos aprender a entregar y a recibir proporcionalmente. La reciprocidad y el respeto a los demás nos enseña a reconocer y agradecer el esfuerzo que hacen otros para complacernos y apoyarnos, creando, así, una relación interactiva. Cuando mantenemos el balance entre el dar y el recibir podemos establecer límites en ciertos momentos que nos ayuden a dar sólo cuando la persona nos ha pedido o cuando esté dispuesta a recibir, sin que se convierta en una pesada carga de obligación para nosotros.

Cuando damos de forma limpia y desinteresada inmediatamente recibimos una energía positiva en forma de satisfacción que se traduce en entusiasmo, alegría y vitalidad; es como si los bolsillos de nuestra prosperidad volvieran a llenarse abundantemente.Si cada uno de nosotros estuviese dispuesto a ser considerado, responsable, honesto y consciente al momento de dar y recibir, nuestras relaciones serían más plenas y satisfactorias en el tiempo.

No hay comentarios: