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jueves, 31 de julio de 2008

TENER UN BLOG Y GANAR EL TRIUNFO

El mundo parece estar inundado de blogs. Y, a tenor de los estudios más sesudos, parece que la frase no es ninguna hipérbole. Blogpulse asegura que indexa cerca de 13 millones de bitácoras; Technorati dice que alcanza los 12 millones… y así. La cuestión es que hoy existe una fiebre desatada por los blogs y, parece, que no se es nadie (no sólo en Internet, sino en la vida) si no tienes tu propia página personal en la que relatar tus cosas, sean banales o muy especializadas. Cierto es que los blogs viven un momento extremadamente dulce, aunque no es oro todo lo que reluce: bitácoras hay a millones, cierto, sobre todo desde que te las puedes crear en no más de un minuto.

Pero otra cosa bien diferente es que se actualicen no una vez al mes, sino al año. No faltan quienes se abren una, escriben el típico post de prueba (probando, probando) y hasta siempre. Tal vez lo hagan porque son conscientes del tráfico que genera de media una bitácora. El Media Laboratory del MIT de Massachussets sostiene que casi la mitad de las bitácoras analizadas cuenta con un máximo de 25 lectores diarios, el 22% recibe entre 26 y 100 visitantes, y menos del 1% se sitúa entre los 250 y los 1000... Ahora hagan un alarde de imaginación: si eso pasa en EEUU, ¿qué no ocurrirá en la blogosfera hispana? Tu post lo lees tú… y el gato, siempre y cuando pase delante del ordenador.

En realidad los blogs se enfrentan al mismo problema que sufre cualquier página en Internet: es una suerte si consigues que alguien te lea alguna vez, y un triunfo absoluto si regresa. Problemas a los que no se enfrentan aquellos que escriben por el simple placer de tejer palabras y conseguir un texto del que sentirse satisfechos. Sin embargo, también son muchos los que aspiran a calar entre los internautas, a ganarse un nombre y, a ser posible, recibir alguno de los premios que ahora proliferan como los periódicos gratuitos a la puerta del metro.

Los que no se conforman con que les lean familiares y amigos pueden utilizar una serie de trucos que, si no garantizan el éxito, sí pueden contribuir a alcanzar esa veintena de visitas diarias. Basta, por ejemplo, con recurrir al marketing viral (o autopromoción) dejando enlaces en grupos de discusión o incluyendo la dirección del blog en todos los correos electrónicos que se envíen. Es recomendable también ajustarse a los parámetros que imperan en casi todas las bitácoras: facilitar en la página lector RSS y, sobre todo, permitir que la gente entre, lea y si quiere, ponga un comentario. Y es que un blog sin comentarios es como un coche sin ruedas: viste mucho pero no anda. Y sobre todo actualizar, porque no existe nada más “cantoso” que una página personal en la que se cuelgue un post al mes. >> Leer

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