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miércoles, 23 de julio de 2008

EL ME MINTIO

Entiendo a Colombia. Triunfa en todos los planos. Pero pobre Venezuela. Las recientes contramarchas de Chávez, "recules" como las llamamos, expresan el temor de un individuo internacional descubierto que con agilidad pretende garantizar su impunidad comprando el silencio y la inacción de quienes tienen en sus manos los elementos de juicio para hacerlo condenar. Mucho más cuando está en un año electoral y sabe que el rechazo a su gestión presidencial crece de manera irreversible en todos los sectores y regiones.

La forma más perversa de la cobardía es el abuso de poder. Pero no funciona ante recias estructuras institucionales de países verdaderamente democráticos que ponen las cosas en su sitio. Hugo Chávez está descubierto ante el mundo como lo que es. Un farsante que puede ser enjuiciado dentro y fuera de Venezuela en cualquier momento. Las computadoras de (a) Raúl Reyes, las labores de inteligencia de organismos especializados de Colombia y el mundo libre, los testimonios de centenares de desertores de las FARC, de narcotraficantes detenidos en EEUU, Colombia y el resto del mundo, para sólo mencionar algunos factores, lo señalan como supuesto cómplice directo de la subversión, terrorismo, tráfico de drogas, lavado de dinero y, por supuesto, de proteger en territorio venezolano y hasta donde llegan sus tentáculos a las estructuras criminales que sirven de instrumento a esas actividades.

Atrapado sin salida ahora grita que Uribe es su "hermano", que quiere colaborar hasta con la DEA en la lucha contra las drogas, que no tiene nada contra Estados Unidos, que las FARC deben liberar a todos los secuestrados y entregar las armas y, en fin, que "aquí no ha pasado nada". Entiendo a Colombia. Triunfa en todos los planos. Pero pobre Venezuela, gobernada por delincuentes.

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