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lunes, 5 de abril de 2010

Salud - Recarga tu Mente, Mejora tu Memoria.

Pocas dudas quedan hoy acerca de la importancia que tiene la memoria para un ser humano. Al educar a un hijo, al estudiar, buscamos sumar información en ella, pues de la calidad y del tipo de información que ésta posea, dependerá la calidad de vida que tendremos.

Sin memoria, ninguna función cognitiva o ejecutiva tendría sentido, por lo que todos deberíamos conocer cómo lograr una mejor fijación y retención de los conocimientos y experiencias de la vida. Un ser humano es, fundamentalmente, el conjunto de sus propios recuerdos y esto lo hace único e irrepetible.

Por estos motivos a través de esta nota, decidimos comenzar a difundir el conocimiento de los factores que pueden incidir en el aumento de la capacidad recordatoria.

1.- El estrés y el aumento de la memoria:

Si bien el estrés tiene cada vez más mala prensa, puede jugar un papel muy importante a la hora de mejorar nuestra capacidad de memorización.

Las hormonas del estrés (Adrenalina y Nor-adrenalina) se liberan cuando las circunstancias nos producen una movilización emocional. Sea la emoción positiva o negativa, siempre esas hormonas tendrán un efecto colateral muy importante: fortalecerán el recuerdo de los hechos o experiencias que desataron su liberación.
Pero para la memoria, no sólo es significativo el modo en que aprendemos algo, sino también lo que hacemos luego del aprendizaje.

A través de nuevos trabajos de investigación se sabe que existe un período de hasta 45 minutos, posteriores al momento de la recepción de la información, en el que se puede incrementar la fijación de la memoria, si se pasa por una situación estresante, como por ejemplo:

Sumergir un brazo en agua helada.
Darse un baño de agua fría.
Ver una película de suspenso o terror.
Recibir pequeñas descargas de corriente, a través de un electroestimulador o contractor.
Con estos estímulos se logran liberar las antes mencionadas hormonas del estrés y con ellas, se consigue una mejor fijación de lo aprendido.

Uno de los experimentos realizados para demostrar esta particularidad del estrés, consistió en hacer que un conjunto de voluntarios observe una serie de imágenes, y posteriormente, someter a estrés con agua helada en uno de sus brazos, sólo a una parte de ellos.
Evaluados una semana después, se comprobó que los voluntarios que habían pasado por la situación estresora, retuvieron mucho mejor la información, que los otros.

La calidad de las memorias cognitivas-ejecutivas y emocionales que posea una persona son las que harán que esta triunfe o fracase en su vida.

2.- Dormir bien

Todos sabemos que nuestra Unidad Cerebro-Mente (UCM) no funciona muy bien cuando no dormimos todo el tiempo que necesitamos. Actualmente, esto es un mal generalizado, debido a que existen gran cantidad de estímulos que nos mantienen despiertos cada vez más horas, como por ejemplo la televisión, la computadora o los diversos problemas que nos plantea la vida diaria.

Una investigación llevada a acabo en la Universidad de Harvard, descubrió que el cerebro sigue aprendiendo, cuando está dormido.

El neurocientífico Matthew Walker, encontró que cuando dormimos, podemos mejorar la eficiencia de nuestra memoria en un 20 %, pues ese es el momento en que la Unidad Cerebro-Mente (UCM) relaciona los nuevos conocimientos, con otros recuerdos o capacidades que ya poseíamos.

El científico señala que: “En nuestro trabajo de investigación, hemos entrenado a personas de noche, antes de irse a dormir y luego controlamos su sueño. A la mañana siguiente, al despertar, los sometimos a diversas pruebas, a través de las cuáles pudimos comprobar que su desempeño promedio fue mejor, en un 20 por ciento".

Considerar al descanso como una ayuda para aprender, no es algo nuevo, pero el equipo de Walter, informó a la revista Neuron, que su estudio demostró el grado de importancia que tiene el sueño.Contando con 62 voluntarios, se realizó una serie de pequeños experimentos, uno de los cuales consistía en evaluar la capacidad de escribir una secuencia de letras con la mano no dominante (en un teclado), en dos situaciones distintas.

La primera, entrenando a los voluntarios durante la mañana y efectuando la prueba 12 horas después, lo que arrojó una mejoría del 2 por ciento en el desempeño. La segunda, entrenando a los voluntarios de noche y reexaminándolos a las 12 horas, después de un sueño reparador, en la que la mejoría fue considerablemente mayor, ya que alcanzó al 20 por ciento como promedio.

Por otra parte, se realizó un análisis en el patrón de sueño, hallando una fase que se denomina Fase II.Cuando sucumbimos al sueño profundo y reparador, esta es la etapa que atravesamos antes de entrar en la fase de Movimientos Oculares Rápidos (MOR), que es cuando ocurren los sueños.

Según Walter, pasamos alrededor del 50 por ciento de la noche en Fase II sin MOR.

Al examinar los períodos de sueño, los investigadores hallaron que el momento más crítico para el aprendizaje parecía ser el último cuarto de la noche; si vivimos en un mundo de fantasías de ocho horas de sueño, las dos últimas serían las más importantes.

La conclusión fue que: "Esta es la parte del sueño reparador que muchas personas interrumpen al levantarse temprano en la mañana". Los resultados de este trabajo podrían beneficiar a los atletas, músicos, cirujanos y a cualquiera de nosotros que tengamos que aprender nuevas destrezas motoras que requieran ensayos.

Entonces: ¡A descansar bien! pues mientras dormimos, la información recibida en la vigilia es rememorada, para ser almacenada o descartada. Este proceso de almacenamiento fortalece las sinapsis entre las neuronas que albergan lo aprendido, y es la mejor forma que tiene el cerebro de imprimir la nueva información.

Además, el permitirnos dormir las horas que necesitamos, nos ayuda a recuperarnos mental y físicamente de las actividades del día, algo sumamente importante, pues sin un buen descanso, tampoco podremos estar en condiciones de aprender.

Visto : Psicopedagogia.com

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