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viernes, 23 de abril de 2010

Salud - La obesidad y los Trastornos de Ansiedad y Depresión.

Un grupo del Centro para el control y prevención de enfermedades de los Estados Unidos ha evaluado la asociación entre obesidad, ansiedad y depresión en un grupo de prácticamente 200.000 personas. Además de incluir a un gran número de sujetos, el estudio tiene la virtud de considerar las posibles enfermedades asociadas a la obesidad (por ejemplo diabetes o dolor articular), así como factores relacionados con el estilo de vida (hábito de fumar, consumo de alcohol, actividad física) y factores psico-sociales (por ejemplo, el apoyo de la familia). Recoger estos aspectos no es asunto baladí. Efectivamente puede ser difícil deslindar alguno de estos conceptos, pero sabemos que enfermedades como la diabetes pueden asociarse a trastornos emocionales también en personas con peso normal. Por tanto, es importante tener en cuenta estos factores cuando queramos identificar precisamente la contribución de la obesidad per se.

Los resultados del estudio demuestran que efectivamente existe una relación entre ansiedad, depresión y obesidad independientemente de los factores acompañantes ya sean enfermedades, hábitos de estilo de vida o factores psico-sociales. Esta asociación no es igual en hombres y en mujeres. En los varones, es la obesidad grave (aquella con un índice de masa corporal superior a 40 kg/m2) la que se asocia a ansiedad y depresión. Sin embargo, en las mujeres este aumento se observa ya a partir del diagnóstico de sobrepeso (esto es, a partir de un índice de masa corporal superior a 25 kg/m2). Obviamente, no todos los obesos presentan ansiedad y/o depresión. En este estudio la frecuencia con que las presentan varió en función del grado de obesidad y del género pero no superó el 30%-40% de los casos.

Este estudio no permite establecer una relación de causalidad entre obesidad y trastornos emocionales. Sencillamente, no se había pensado en abordar esa cuestión. Permítanme decir que creo que, en realidad, la relación es bidireccional. Ansiedad y depresión pueden distorsionar la conducta alimentaria y facilitar un patrón de sedentarismo. Ambas conductas favorecen que se gane peso. Por otra parte, el exceso de peso conlleva en muchos casos desventajas desde el punto de vista social o laboral y estas desventajas actúan como motor de la aparición de trastornos de ansiedad y depresión. Sea como fuere, lo que el estudio demuestra es que la obesidad va ligada frecuentemente a trastornos de ansiedad o depresión. Por tanto, el corolario es que la atención a estos problemas debe formar parte de un tratamiento amplio de la persona que padece obesidad.

Visto : Forumclinic.org

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