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miércoles, 14 de octubre de 2009

¿Hacer Dieta o Comer Bien?


El aumento de los depósitos de grasa que caracteriza a la obesidad es consecuencia del consumo de un volumen de alimentos superior al que nuestro cuerpo necesita. Esta necesidad varía de persona a persona y tiene que ver con lo que cada cual requiere consumir a diario para mantenerse saludable, con una figura corporal aceptable y con la capacidad física adecuada para desempeñarse dentro del esquema de vida adoptado. Así, las cantidades de alimento que requiere un individuo muy activo son diferentes a las que debe ingerir una persona de hábitos sedentarios, lo cual puede explicar, de una manera sencilla, por qué cantidades similares de comida engordan a unos y a otros no.

La primera conclusión de este concepto es que lo primero que debe hacer una persona insatisfecha con su peso es analizar y evaluar su estilo de vida, con el propósito de equilibrar lo que come con lo que gasta (tipo de trabajo o ejercicios, entre otros). Si está claro que hay un problema de consumo alimentario superior a lo que realmente necesita, debe ajustar su alimentación a sus necesidades. Si es notoria su actitud sedentaria, debe aumentar sus niveles de actividad física, considerando en este caso, no sólo la importancia de hacerlo para rebajar de peso, sino también los beneficios de una vida activa para prevenir las enfermedades crónicas, que representan hoy las principal causa de muerte en todo el mundo.

Para adecuar la alimentación a las necesidades, en la mayoría de los casos basta con controlar los excesos evidentes, no eliminando totalmente esos alimentos que sabemos que estamos comiendo de más porque nos gustan, sino disminuyendo el tamaño de sus raciones y la frecuencia de su consumo. A veces basta con controlar una de estas dos variables. Es necesario recordar una verdad nutricional que nunca ha perdido vigencia: lo importante es comer de todo sin abusar de nada.

Este principio descarta la necesidad y conveniencia de atar la vida a la palabra dieta, por muchas razones, entre las cuales resaltan dos: a) la mayoría de la gente entiende como dieta un listado de prohibiciones que encabezan los alimentos preferidos, acompañado de otro de recomendaciones que incluye aquellos que no nos gustan; esto es la negación de lo antes dicho; y b) el día que alguien comienza una dieta se pregunta a sí mismo o interroga a quien se la indica ¿por cuánto tiempo debo seguirla?; este criterio de temporalidad es por demás inconveniente, porque lo que una persona con sobrepeso necesita son cambios permanentes en su esquema alimentario y no hacer una “dieta para rebajar” que, al momento de abandonarla para regresar a lo que antes hacía, le llevará progresivamente hacia un peso superior al que tenía al comenzar “aquella primera dieta”. Fuente : Cirugiaplastica.com.ve

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