
De hecho, el implante fue colocado en el cerebro de una mujer incapaz de experimentar placer. El resultado fue sorprendente. La señora que antes no se interesaba por el sexo, empezó a tener ganas y a querer más.
Por el momento la cirugía para instalar el chip es más peligrosa de lo recomendable como para popularizar el procedimiento. Pero los creadores del chip del sexo prometen que en una década las posibilidades en este campo serán increíbles y aseguran que hoy en día somos incapaces de imaginar ni un cincuenta por ciento de lo que sucederá dentro de 10 años con este tipo de inventos.
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