Comienza la fiesta y todo se encuentra en su lugar. Pasadas las horas (y los tragos a la par) los artículos del sitio comienzan a tomar vida y a moverse solos. Lo más probable es que estés borracho y no que te encuentres en una casa embrujada. Lo peor de esta situación no es que has perdido la noción del tiempo, lugar y espacio, lo más terrible sucede al día siguiente cuando despiertas y todo está fuera de control (incluyendo tu cabeza) y juras por enésima vez no volver a probar un trago de alcohol nunca más en la vida. Lo que te ha sucedido no es nuevo, se llama resaca y es una intoxicación corporal causada por exceso de alcohol en la sangre. Cuando el licor entra al sistema digestivo, éste lo absorbe rápidamente, en especial el intestino delgado. Luego pasa al torrente sanguíneo y comienza a circular por todos los tejidos, hasta que los órganos encargados de su metabolismo lo eliminan. (SIGUE)
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