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martes, 3 de marzo de 2009

La "Revolución Bolivarista" Labia y Billete.


Labia y billete han sido las dos palancas principales de la "revolución bolivarista", y al fallar la segunda se intensificará la primera.

Quienes piensen que la crisis fiscal y económica --agravada que no creada por la caída de los precios petroleros-- va a moderar el instinto demagógico y agitador del señor Chávez, cometen un error capital. Es muy probable que sea exactamente al revés, y de hecho ya ha comenzado una nueva temporada de verborrea manipuladora para echarle la culpa a cualquiera que no sea él mismo.

Según el mandatario rojillo su popularidad no llega al 80% porque los "medios de la oligarquía" le echan la partida para atrás. Pudiera argumentarse lo contrario: gracias al control hegemónico que el régimen ejerce sobre los medios de masas y a la utilización de las más inescrupulosas técnicas de propaganda, es que su proyecto de dominación todavía conserva niveles importantes de aquiescencia social.

Y gracias, también, a que desde 1999 en adelante --con la sola excepción de un breve período entre finales de 2001 y comienzos de 2002--, los precios petroleros fueron crecientes y permitieron disponer de recursos en aumento año tras año. Claro que ya no es así, y en los que va del 2009 los ingresos han disminuido en menos de la mitad comparados con el promedio del 2008.

De allí que al debilitarse la palanca dineraria se reforzará la propagandística, y en varios sentidos. En el guión oficial, por ejemplo, la escasez, la inflación, la caída de la producción o el desempleo no tendrán nada que ver con las "políticas" del Estado revolucionario sino con el saboteo de los oligarcas... El remedio, por tanto, continuará siendo la cayapa estatal con amenazas declarativas y hechos de fuerza, enmarcados en un contexto de "combate social en defensa del soberano"...

Ahora más que nunca se activará la maquinaria de fabricación de mensajes falsos y de exageración delirante de ejecutorias gubernativas. Comenzando, no faltaba más, por la personificación de los adversarios internos o apátridas y los externos o imperialistas. Todo un festín de guerra sicológica que tendría a Goebbels festejando en el averno.

Y no se debe subestimar la capacidad persuasiva de la campaña masiva e incesante. Un dato al respecto: un porcentaje estimable de la población considera que el de Chávez es el gobierno que más ha construido viviendas en Venezuela, cuando la propia data oficial confirma que en estos 10 años se han completado menos viviendas que en cualquiera de los quinquenios a partir de 1964.

Las vacas flacas no traerán diálogo ni convivencia ni esfuerzo mancomunado. Traerán, en cambio, más intolerancia, más atropello y más andanadas en contra de todos aquellos que formen parte del elenco oficialista de enemigos de la revolución. La falta de billete, es decir de pan, se querrá compensar con ese circo de violencia virtual y fáctica que tanto daño le ha hecho al potencial de la nación venezolana.

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