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jueves, 26 de marzo de 2009

Defensa Macrobiótica.


Adelgazar parece ser una premisa de estos tiempos, ante la antiestética imagen generada por la obesidad, tendencia que la Organización Mundial de la Salud define como la epidemia del siglo. Históricamente, la comida vincula necesidad física y placer. Y la mayoría selecciona lo que más gusta y su economía permite adquirir, casi siempre dentro de un gran diapasón de productos nocivos.

Al intervenir la ciencia con la divulgación sistemática de los factores de riegos generados por la obesidad: (hipercolesterolemia, descontrol de los triglicéridos, entre otros) comenzó una verdadero flujo de dietas, algunas sin fundamento médico y con el consiguiente daño para la salud. No obstante, es justo admitir que de una manera u otra, hay un progresivo cambio de actitud dirigido a transformar los hábitos alimentarios, y mayor atención a la escala de nutrientes, y por ende, a decidir cuál es la dieta más favorable.

Este “boom dietético” incentivo el número de vegetarianos en cualquiera de sus variantes, acordes a los movimientos ecologistas del mundo que preconizan la importancia de los cultivos sustentables con técnicas orgánicas que eviten daños, tanto para el medio ambiente como para los seres humanos. Justo en ese punto, empieza a crecer la aceptación de una dieta-terapia cuestionada, polemizada, y sin temor a equivocarnos, nada novedosa pues sus raíces se pierden en los principios de la milenaria medicina tradicional china.

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