Uno de los mayores desafíos que enfrenta el país es satisfacer su creciente incertidumbre respecto a la crisis económica en ciernes. Algunos especialistas creen que vendrán meses de austeridad y posibles brotes de malestar social. Otros ven que la arruga se correrá al menos hasta el año que viene, gracias a los recursos ahorrados durante la bonanza reciente y una posible recuperación de los ingresos petroleros. Y no faltan quienes aseguran que "la cosa no es para tanto"…En un escenario como el actual lo deseable sería que el Estado informara al público en forma sincera y valiente acerca de la verdadera dimensión de la situación económica, para no revivir episodios que en el pasado alborotaron el avispero y restaron credibilidad al sistema político. Me refiero a la catástrofe financiera de 1994, el Caracazo de 1989 y el Viernes Negro de 1983. Momentos de profunda incertidumbre.
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