En Latino América pareciera que el pasado es más importante que el presente. Aún más en Venezuela, donde el izquierdista presidente Hugo Chávez invoca a Simón Bolívar, quien liberó a la parte norte de Sur América de España, como su inspiración. De allí que haya bautizado a su revolución como Bolivariana, y le ha cambiado el nombre al país por República Bolivariana de Venezuela.
El mes pasado, dio un paso más: ordenó un comité (compuesto por el vicepresidente, diez ministros y otros funcionarios) para investigar las dudas en torno a la muerte de Bolívar. Según el, podría haber sido envenenado por sus oponentes colombianos.
Otra afirmación extravagante de Chávez es que Bolívar era un socialista e incluso un comunista, comparable con Mao Zedong y el Che Guevara. Bolívar fue un gran líder militar, y ciertamente creía que los países recién liberados debían unirse – fue una especie de promotor de la integración. Pero sus ideas políticas y económicas eran muy distintas a las de Chávez: era un aristócrata, que heredó propiedades y minas, y que leía a Adam Smith, John Locke, Voltaire y Rousseau. Desde el punto de vista económico, era liberal (por ejemplo, liberó a sus esclavos); desde el punto de vista político, era conservador. Por otro lado, admiraba a los Estados Unidos (aunque le temía a su poder potencial) y le gustaba el idioma inglés – difícilmente un anti-imperialista.
No es coincidencia que las acusaciones de Chávez vengan en un momento en el que está tratando de provocar un sentimiento nacionalista anti-Colombia. A medida que se acerca el bicentenario del comienzo de la independencia Latino Americana, quizás sería hora de promover un nuevo comité de investigación: uno que libere al Libertador de los políticos que abusan de su nombre.
http://www.economist.com/world/americas/displaystory.cfm?story_id=10650647
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