Se acabaron los planes antojadizos y caprichosos, ahora tenemos un decreto que cumplir.Si con el cambio de ministro no cambiaran los cuadros medios ni los planes de largo aliento, no habría ningún problema. La dificultad radica en que cada vez que lo cambian, también cambian los directores de línea, técnicos, equipos de trabajo y, además, los planes estratégicos, porque está instalada una cultura contraproducente que nos impide avanzar en la consolidación de las instituciones: "Todo lo que hizo el anterior no vale la pena". En el caso del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones de Interior y Justicia, hemos tenido 10 ministros en 10 años de gobierno; de modo que cuando los equipos del ministerio comienzan a comprender lo que pasa en el ámbito policial y logran tener un acervo de conocimiento en torno a los dichos temas, deben salir y entra un equipo nuevo sin las capacidades en el campo; por eso siempre estamos comenzando. Esto no tiene sentido si queremos construir y fortalecer las instituciones.
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