La omnipresencia de los sistemas operativos de Microsoft en la historia de la computación personal ha tenido múltiples consecuencias, desde comerciales o tecnológicas, hasta culturales.Sin importar su nivel de experiencia ante la computadora, el usuario promedio identifica a Microsoft Office como la única herramienta para crear textos, hojas de cálculo o presentaciones. Un orgullo para la marca. Pero este liderazgo tiene sus consecuencias: dos millones de computadoras, 40% de las vendidas cada año en México, se entrega con software “pirata”, según datos oficiales. Y sí, adivinaron, la suite de oficina de Microsoft es uno de los productos más copiados ilegalmente. Comprar la licencia de este paquete de soluciones ($1,199 pesos por la versión Hogar y Estudiantes) es la única opción para hacerle frente a la persecución policial antipiratería que aparece recurrentemente en los titulares de los noticieros. Pero si estás dispuesto a probar opciones distintas e igual de eficientes que el producto de Microsoft, una comunidad de programadores y empresas llevan a cabo y patrocinan desarrollos alternativos que han acumulado prestigio de la mano del código abierto, mejor conocido en el mundo de la informática como “open source”.
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